Y me envolvió la magia….
Quien me lo iba a decir a mí. Yo, que me oculto trás las líneas que escribo, que el anonimato es mi mejor baza para expresar lo que siento, que las miradas siempre han sido motivo de inquietud, o sencillamente, que la timidez forma parte de mi persona. Pero ya veis, ahí estoy, rellenando un nuevo capítulo en ese libro imaginario que va forjando mi vida. Sin duda, este ha sido uno de los más interesantes, El Teatro.
Salir con éxito de este reto reconforta al más insensible, así que, para alguien como yo, que cada fibra de mi cuerpo es puro sentimiento, es un derroche de adrenalina en ebullición que me reaviva el alma.
Nada tiene que ver con la inspiración y la soledad del escritor, ni con esos personajes a los que doy vida en mi imaginación y sobre el papel. En este caso son los personajes los que se apoderan de mí y me hacen cómplices de sus vidas. Es…como un desdoblamiento de la personalidad, como un enfoque diferente de perspectiva, como una visión desde otros ojos que no son los mios.
El Teatro ha estimulado mis sentidos, me ha unificado con otras realidades, ha desarrollado mi capacidad para el trabajo colectivo, ha liberado mi mente y mi espíritu, y lo mejor de todo, me ha dado la oportunidad de vivir cuantas vidas quiera llevar a escena. El broche a todo lo expuesto lo pone el aplauso por el trabajo bien hecho, y la ilusión de que, por un corto espacio de tiempo, el público y yo, hemos estado en la misma onda.
Esa es la magia que lo envuelve todo y que me empuja a seguir recreando historias, mientras dejo entre bambalinas mi otra realidad, mi otra vida.
Agustina Antelo.
wauuuuu precioso guapa. me hubiese gustado verte en acción avísame si vuelves. un beso muy fuerte.
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