lunes, 24 de julio de 2017

Silencio... puro silencio






A veces el silencio se hace tan espeso  a mi  alrededor,  que hasta me cuesta distinguir  el sonido del vuelo de un mosquito que revolotea alrededor de mi oreja.  A veces, el sonido exterior se enmudece por que el  volumen de los  pensamientos sobrepasa todo contexto  y toman las riendas de mis sentimientos dormidos. Pensamientos que deambulan por mi mente, sin ningún orden ni concierto, pues la pereza de los estímulos hace imposible ubicarlas a su debido tiempo. El  caos es la nota predominante….

Los momentos más nostálgicos y arraigados en mi realidad,  se unen a esos otros que me dañan el alma con solo pensarlos y que si pudiera borrarlos los haría desaparecer  de un plumazo. Las sensaciones más pasionales, aquellas que  mostramos  al mundo, libres y orgullosos,  se codean con las más íntimas y reservadas de nuestra existencia.  Los ideales, tantas veces peleados,  ahora se confunden con las migajas que quedan de ellos.  Las emociones, esas  que me  incitan a resurgir y recargar cada partícula de mi ser,  están olvidadas  en un rincón, mientras esas otras que fluyen negativamente,  se acomodan en primera línea. Y qué decir de  los sueños, los mismos que me hacen dormir plácidamente con la expectativa de realizarlos algún día, ahora están oprimidos en el fondo de ese estante imaginario por miles de pesadillas que se han ido acumulando……

Realmente, un caos en este silencio que me envuelve.

En este enredo de pensamientos, hace falta un instante de realidad para unos ojos ciegos, que piden a gritos recobrar  la luz.

Alzo los brazos y estiro mi cuerpo intentando alcanzar el cielo. Cierro los ojos y me sumerjo de lleno en mis silencios,  que me engullen sin compasión. Mi boca no emite ningún sonido pidiendo ayuda, pero poco a  poco, siento fluir la sangre en mis venas  y como mi corazón late con más fuerza que nunca. Un batallón de  pensamientos nuevos se une a los ya existentes  y  como dos ejércitos enfrentados libran la mayor de las batallas. Para cuando abro  mis ojos, la perspectiva ante ellos es diferente, es la objetividad la que se ha hecho dueña del momento, y todo aquel escaparte desordenado que era mi mente, se ha ido velando, desapareciendo,  dando paso  a un punto y aparte para comenzar de nuevo.

La vida sigue y de nuevo estoy lista para afrontarla.

22 de Julio 2017

Agustina Antelo


No hay comentarios:

Publicar un comentario