sábado, 11 de febrero de 2017

Mis mariposas negras, mis mariposas blancas...





¡Qué triste es una muerte!  De nada sirve adornar el momento con coronas de flores y rezos,  cuando el vacío se ha hecho inquilino de mi  corazón por mucho tiempo.   De nada sirven las palabras de consuelo, pues en mi mente solo está  tu recuerdo. De nada sirve el silencio cuando lo que quiero es mantener  el sonido de tu voz. De  nada  me sirve recrearme en el duelo cuando puedo  retener  en mi piel tus  abrazos tiernos. De nada sirven mis lágrimas,  si lo que quiero es apaciguar este  desasosiego. …

Mariposas Negras  para un día de cementerio, para un día que termina una existencia, para un día en que otra comienza  sin ti.  Mariposas negras para un día de luto, que me acompañan en el último adiós y que  de mi te  alejan.  Mariposas negras, para un día triste en el que se truncaron muchos sueños por vivir.  Mariposas negras…

Después aprendo a vivir con mis vacíos inmensos, con mis noches en blanco y  mis sueños rotos, con mí caminar cansado y solitario, con mis pensamientos tristes y melancólicos. Con mis silencios que  tanto dicen a mi interior, pero que no llegan a ninguna parte. Este es mi duelo, mi transición para seguir adelante.

Mariposas blancas para un día de resurgimiento, para un día en que acepto que te fuiste pero te tengo cerca, para un día en que la soledad  deja de serlo. Mariposas blancas  para un día que me doy cuenta que sigues conmigo, que me arropas, que no te has ido. Mis mariposas blancas a las que me aferro, a las que veo allá donde vaya, visión de dioses para mis sentidos y paz para mi alma.

Ahora sé que no te has ido.


Agustina Antelo.