jueves, 5 de mayo de 2011

Micro-relato: Las apariencias engañan




Ese gordo ocupa mucho lugar, ponlo en la otra cesta que ésta ya está llena.  ¡Dios Santo! Vaya pedazo de gurumelo que hemos encontrado. Ya me lo imagino frito con unos ajos y un buen chorreón de vino, decía Luís.  Y con unos taquitos de jamón, apuntaba Eduardo, estará impresionante. Se pavonearon delante de todos con su hallazgo y acompañaron el gran festín con vino de la tierra. Pero la sobremesa fue un infierno de vómitos y diarreas,  y perplejos se miraban...  mientras perdían la conciencia.

Aquella fantástica seta los había enviado a un sueño sin retorno. Callaron  sus risas  y se hizo el silencio.

Agustina Antelo







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